Los soñadores demócratas del mundo, género muy distinto de los idealistas, han topado con Honduras y están perdiendo la razón (al menos eso parece); pues han sido sorprendidos por la gente grande de ese pequeño País; y han desatado una incomprensible vorágine del absurdo contra las decisiones soberanas de los hondureños.
Los ciudadanos de este país centroamericano todavía no dimensionan la trascendencia de sus actos; pues no se han dado cuenta de que en sus manos está el futuro del respeto a la dignidad y a la soberanía de todos los pequeños pueblos de la tierra.
El futuro de las relaciones internacionales tendrá que ser visto a la luz (o las sombras) que deje la solución del problema hondureño; complicado al extremo por el irracional comportamiento de los grandes actores políticos y mediáticos del entorno mundial.
Para comprender la realidad del caso de Honduras hay que analizar sus cuatro facetas de manera conjunta y así poder emitir un juicio correcto:
1.- El origen del problema: el fondo
2.- El manejo del problema: la forma
3.- La reacción internacional
4.- Las opciones de solución.
1.- El origen del problema: el fondo
El destituido ex presidente (como debe ser llamado) Manuel Zelaya fue elegido como un presidente conservador, que a mitad de camino cambió de bando (traicionando a quienes habían votado por él) y se convirtió en un populista redentor, ilusionado con emular al adorador de Fidel Castro, Hugo Chávez de Venezuela y sus incondicionales seguidores: Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador y Daniel Ortega en Nicaragua.
Pero, Zelaya olvidó que los hondureños son de otra casta; los creyó tontos y cobardes y por eso hoy paga el precio de su soberbia. Le gustó la idea de sus compadres del sur y quiso alargar su estancia en la presidencia.
Pero, la Constitución hondureña prohíbe la reelección y la quiso cambiar realizando un referéndum.
Pero, la Constitución hondureña establece que solo el Congreso de la República puede convocar a un referéndum; y el Congreso se negó a realizarlo. Y aún así lo quiso celebrar.
Pero, el Tribunal Supremo Electoral rechazó el referéndum; el cual, en todo caso, él era la única autoridad competente para implementarlo. Entonces Zelaya, ordenó a la Fuerzas Armadas tomar el control del ilegal proceso de consulta.
Pero, las Fuerzas Armadas le advirtieron que ellos tenían la obligación de obedecer, primero, a la Constitución y después al presidente; por lo que rechazaron la orden por inconstitucional. Por lo tanto, Zelaya decidió destituir al jefe del Estado Mayor Conjunto, general Romeo Vásquez.
Pero, la Corte Suprema de la Nación declaró ilegal el despido y ordenó la restitución del general Vásquez. Zelaya desconoció la orden del Corte Suprema y en un acto irresponsable y temerario, lideró una turba de seguidores e invadió las instalaciones militares de la Fuerza Aérea, donde estaban resguardadas las urnas de la consulta ilegalizada por todas las autoridades del país.
Pero, los Militares (así, con mayúscula) hicieron gala de prudencia y dejaron a la turbamulta saquear sus instalaciones; evitando con ello el derramamiento de sangre provocado por Zelaya.
Pero Zelaya seguía con sus planes y el conteo de los votos lo realizaría una compañía contratada por el mismo presidente (juez y parte… ¡excelente!)
Pero además, el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Ombudsman) sumó su opinión a las ya expresadas, declarando que el referéndum era inconstitucional. Que Zelaya, obviamente, despreció.
Pero, el Congreso, a través de una comisión multipartidaria (incluido el partido de Zelaya), había iniciado ya una investigación al presidente; la cual concluyó, que éste había violado las leyes y pidió al Parlamento que declarara a Zelaya incompetente y le iniciara un proceso legal.
Y bien, creo que ya son suficientes peros para cualquier ciudadano de cualquier país, y más para un presidente de cualquier nación.
Y como epílogo de esta primera parte, lea usted el artículo 239 de la Constitución de Honduras:
“El ciudadano que haya desempeñado la titularidad del Poder Ejecutivo no podrá ser Presidente o Designado. El que quebrante esta disposición o proponga su reforma, así como aquellos que lo apoye directa o indirectamente, cesarán de inmediato en el desempeño de sus respectivos cargos y quedarán inhabilitados por diez años para el ejercicio de toda función pública”.
Esto significa que, constitucionalmente, al momento de ser detenido por el ejército en su residencia, Manuel Zelaya ya no era presidente de la República de Honduras; sino un ciudadano cualquiera.
Señores, ¿así o más claro?
2- El manejo del problema: la forma
Sacar a un ciudadano de su casa en pijamas a las 5 de la mañana, aun y con una orden judicial, no son maneras; y menos cuando el señor cree que todavía es el Presidente de la República.
Pero en todo caso, como dijera el maestro Antonio Burgos desde España, el pecado de los militares hondureños es más de estética que de ética.
Donde al parecer sí hubo una violación más grave a las leyes hondureñas fue cuando el ex presidente fue sacado del País y enviado a Costa Rica (… ¿todavía en pijamas?); y Usted se preguntará: ¿más grave que, qué…?
¿Qué toda la serie previa de violaciones a la constitución realizadas por Zelaya?
¿Qué por qué intervino el ejército en su detención. ¿Cuál habría sido la diferencia si lo detiene la policía? Es pregunta…
El fundamento jurídico de la destitución de Zelaya está plenamente comprobado.
Por otra parte, podemos dudar de que los procedimientos seguidos para destituir a Zelaya hayan sido o no los correctos; pero de lo que podemos estar completamente seguros es de lo positivo del espíritu que motivó dichas acciones.
¿O es que había tiempo para la ortodoxia judicial después de la experiencia vivida días antes con la toma violenta por parte de Zelaya y su gente de las instalaciones militares de la Fuerza Aérea hondureña?
¿Era prudente poner en riesgo la vida de aunque sea un hondureño, deteniendo al ex presidente en tierras catrachas para que sus seguidores trataran de rescatarlo violentamente? (…incluido su padrino Hugo Chávez).
Podríamos decir que es de cobardes atacar a alguien por la espalda, pero si Usted sorprende a un tipo tratando de violar a su hija, ¿buscaría ponerse de frente antes de detener el ataque?
Lo interesante de todo este episodio es que ha sido la base de la manipulación informática manejada por muchos gobiernos y medios de comunicación.
Al grito desaforado de ¡Golpe de estado… todos contra Honduras! Los ambiciosos paladines de la democracia mundial, que buscan colgarse una medalla a costa de los hondureños; han armado un tango tan ridículo que no soporta ningún debate serio ante la opinión pública.
Si Usted cree que esto es un reto, lo es; y me ofrezco de voluntario, proponiendo de contraparte a la maestra de la manipulación, Carmen Aristegui y a todo el equipo de des-informadores de CNN en Español que quieran llevar (o como le llaman en Honduras, el “Chávez News Network”)
La síntesis para esta segunda parte sería que los maestros de la manipulación democrática han elegido centrarse en la forma y menospreciar el fondo del problema hondureño.
Están más preocupados por la pijamas de Zelaya, de porqué fueron los soldados y no la policía la que lo sacó de su casa y de porqué lo mandaron a Costa Rica; preocupaciones que rayan en el grado de la estupidez frente a las graves violaciones constitucionales de Zelaya y de los graves riesgos de haber actuado de forma diferente.
Coloquialmente hablando, han decidido comerse la cascara y tirar la banana.
3.- La reacción internacional
El conflicto del pueblo hondureño tiene más trascendencia de lo que se cree; cuando el problema soberano de una nación se convierte en el quehacer diario de cualquier presidente o líder de opinión de otra nación u organismo internacional, el mundo está en graves problemas.
“No es la primera, ni será la última vez, en que toda una cadena de desinformación y de presiones políticas y económicas cae injustamente sobre un pueblo que no quiere pasar a ser esclavo de una tiranía. Lo que mundialmente se hace contra Honduras parece una pesadilla” Luis Fernández Cuervo, Arvo.NET
Cuando todavía escucho a políticos y medios de comunicación decir que “Zelaya fue derrocado por los militares…” o “…del Golpe de Estado ocurrido en Honduras”, me embarga una profunda curiosidad científica para someterlos a un examen psiquiátrico o a la prueba del “Polígrafo o Detector de Mentiras” buscando entender el proceso mental que los lleva a mantenerse en el ridículo de esta mentira.
Y este es el gran peligro para la humanidad que ha desvelado Honduras: demasiados grandes actores de la política internacional y de la opinión pública han fallado gravemente, sin consecuencias para ellos, en su deber ético de conocer y apoyar la verdad.
Violaron, incluso, de manera absurda, el principio más básico de la justicia: el derecho de audiencia del “acusado”; despreocupados por la búsqueda de la verdad, de forma patética, vimos como gran cantidad de presidentes y organismos internacionales se lanzaban apresurados a sumar sus gargantas embravecidas a la acusación sin haber escuchado a las dos partes: Honduras y los hondureños: Culpables; el chavista Manuel Zelaya: Inocente.
No debemos de extrañarnos, es el ejemplo que ha venido dando la O.N.U., la institución más antidemocrática de nuestro mundo; ya que la humanidad entera pude ponerse de acuerdo en algún aspecto, pero basta que alguno de los cinco países con derecho a veto lo ejerza para que el reto del planeta se fastidie.
Pero en el caso hondureño, la OEA y su Secretario General, José Miguel Insulza, son excelentes ejemplares de esta amenaza a la soberanía de las naciones, las débiles por supuesto, que somos la mayoría.
Lo primero que debió haber hecho la OEA es no tomar partido de antemano en el pleito; teniendo, además, bien claro, que la legitimidad democrática de un País se asienta en los tres poderes del Estado y no en las masas de la calle.
Pero Insulza es un incongruente socialista recalcitrante (no es insulto, es una descripción objetiva, ya verá Usted…) que en 2007, en el Foro de la Nueva Economía celebrado en España, mostrando su admiración por Fidel Castro, afirmó sin sonrojarse, que el régimen cubano es legitimo y calificó de error tratar de imponer soluciones democráticas a Cuba… ¿Ahora, me entiende Usted?
La incongruencia de la OEA es inverosímil; en mayo invita a una dictadura militar que lleva 50 años en el poder (CUBA) a integrase a ese organismo internacional; y en junio suspende a un país democrático con todas sus instituciones gubernamentales, políticas, sociales y religiosas vigentes y operando libremente (HONDURAS).
¿Es que se han vuelto todos locos? Como decíamos antes “Paren el mundo que me quiero bajar”
Pero esta incongruencia no es exclusiva de la OEA, los locos andan sueltos por el mundo y eso es lo grave de este asunto: la comunidad internacional se ensaña con Honduras, frente a un problema interno carente de violencia; pero no ha respondido así, ni por mucho, ante casos recientes mucho más graves como:
a) La invasión de Rusia a Georgia, habiéndola partido en tres, al reconocer la independencia de dos de sus provincias: Abjasia y a Osetia del Sur.
b) La amenaza de Corea del Norte a la paz internacional, pues ha continuado lanzando misiles de corto y largo alcance; los más recientes en el Mar de Japón.
c) La negativa de Irán de suspender su plan nuclear o de permitir su supervisión internacional; o el reciente problema surgido de sus elecciones presidenciales, donde muchos acusan de un golpe de estado” a través del fraude electoral
y la violenta represión que ya tiene a mas de dos millares de personas en la cárcel.
d) La matanza de decenas de musulmanes Uigures en China; incluyendo mujeres y niños
¿Es incongruencia o cobardía disfrazada de prudencia?
e) Álvaro Vargas Llosa, decía hace unos días, y decía bien: “La Organización de Estados Americanos, conducida por José Miguel Insulza, de quien me precio de ser amigo, ha actuado como un verdadero perro faldero de Venezuela”. La actuación de la OEA (José Miguel Insulza) en el caso hondureño ha sido claramente injusta y prepotente; al inicio de la crisis, Insulza fue a Honduras no a dialogar, sino a dar un descarado e ilegal “ultimátum” al nuevo gobierno legalmente constituido. Un periodista mexicano enviado a Honduras, reportó que durante esta visita “evitó contactos con el Gobierno de facto en las poco más de 10 horas que estuvo aquí, aunque sí se entrevistó con dirigentes políticos y la resistencia zelayista”
La incompetencia de Insulza fue la que hizo que la comunidad internacional tuviera que recurrir a los buenos oficios del Presidente de Costa Rica y Premio Nobel de la paz, Oscar Arias como mediador en la crisis.
Este comportamiento de la OEA la acerca más a un tribunal, que a lo que en realidad es: un órgano político internacional
Pero además, al intervenir en los asuntos internos de un país, deja de ser un organismo internacional, para convertirse en un órgano supranacional, que está por encima de la soberanía de cualquier país y esto es mucho más grave que todo lo hecho por Manuel Zelaya; y sienta un peligrosísimo precedente para la comunidad internacional, principalmente, los países más débiles.
Y este último punto es el que más relevancia le da al problema hondureño; pues si las
sanciones hacia Honduras permanecen, se estará legitimando la intervención de cualquier órgano internacional - o de cualquier país, ¿por qué no? - en las decisiones internas legítimas de cualquier país.
Esto es la antítesis de la ética: la verdad por consenso
4.- Las opciones de solución
Solo existen dos opciones, con algunas variantes, pero solo dos opciones:
A. Se le permite a Manuel Zelaya regresar al poder; o
B. Se mantiene al actual gobierno sustituto de Roberto Micheletti hasta las nuevas elecciones de noviembre 2009 y la toma de poder del nuevo gobierno en enero de 2010.
Esta gran decisión la puede resolver un niño de primaria, pero la solución les está vedada a los sabios presidentes de algunos países y secretarios de algunos organismos internacionales. Haga usted la prueba:
OPCIÓN “A”: Se le permite a Manuel Zelaya regresar al poder.
Condiciones del retorno de Manuel Zelaya:
El Congreso de la República: Lo rechaza.
La Suprema Corte de Justicia: Lo rechaza.
El Fiscal General de la Nación: Lo rechaza.
Las Fuerzas Armadas: Lo rechazan.
El Tribunal Supremo Electoral: Lo rechaza.
La jerarquía de la Iglesia Católica hondureña: Lo rechaza.
El Consejo de las Iglesias Evangélicas de Honduras: Lo rechaza.
La Iniciativa Privada: Lo rechaza.
El Comisionado Nacional de Derechos Humanos: Lo rechaza.
Su partido político, el Partido Liberal: Lo rechaza.
Los hondureños: Lo rechazan. (El nivel de aprobación de poblacional del gobierno de Zelaya, antes de estos sucesos, era de solo el 30% según la revista “The Economist”)
OPCIÓN “B”: ¿Requiere Usted alguna otra información………..?
Finalmente, espero que el “teatro” del regreso de Manuel Zelaya a territorio hondureño desde Nicaragua, una pantomima de carácter mediático (la cual ha sido considerada como “imprudente” por la Secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton), sirva para que se conozca mejor la personalidad de quien empezó rodeado de presidentes y ahora ni Daniel Ortega lo acompaña; y anda montando campamentos con el ex líder guerrillero Edén Pastora.
Interesante: En Honduras, todas las instituciones gubernamentales, políticas, empresariales, militares y religiosas rechazan a Zelaya; pero la mayoría de las instituciones internacionales lo respaldan. ¿Quién tendrá la razón en este problema que es solamente de los hondureños?
Los ciudadanos de este país centroamericano todavía no dimensionan la trascendencia de sus actos; pues no se han dado cuenta de que en sus manos está el futuro del respeto a la dignidad y a la soberanía de todos los pequeños pueblos de la tierra.
El futuro de las relaciones internacionales tendrá que ser visto a la luz (o las sombras) que deje la solución del problema hondureño; complicado al extremo por el irracional comportamiento de los grandes actores políticos y mediáticos del entorno mundial.
Para comprender la realidad del caso de Honduras hay que analizar sus cuatro facetas de manera conjunta y así poder emitir un juicio correcto:
1.- El origen del problema: el fondo
2.- El manejo del problema: la forma
3.- La reacción internacional
4.- Las opciones de solución.
1.- El origen del problema: el fondo
El destituido ex presidente (como debe ser llamado) Manuel Zelaya fue elegido como un presidente conservador, que a mitad de camino cambió de bando (traicionando a quienes habían votado por él) y se convirtió en un populista redentor, ilusionado con emular al adorador de Fidel Castro, Hugo Chávez de Venezuela y sus incondicionales seguidores: Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador y Daniel Ortega en Nicaragua.
Pero, Zelaya olvidó que los hondureños son de otra casta; los creyó tontos y cobardes y por eso hoy paga el precio de su soberbia. Le gustó la idea de sus compadres del sur y quiso alargar su estancia en la presidencia.
Pero, la Constitución hondureña prohíbe la reelección y la quiso cambiar realizando un referéndum.
Pero, la Constitución hondureña establece que solo el Congreso de la República puede convocar a un referéndum; y el Congreso se negó a realizarlo. Y aún así lo quiso celebrar.
Pero, el Tribunal Supremo Electoral rechazó el referéndum; el cual, en todo caso, él era la única autoridad competente para implementarlo. Entonces Zelaya, ordenó a la Fuerzas Armadas tomar el control del ilegal proceso de consulta.
Pero, las Fuerzas Armadas le advirtieron que ellos tenían la obligación de obedecer, primero, a la Constitución y después al presidente; por lo que rechazaron la orden por inconstitucional. Por lo tanto, Zelaya decidió destituir al jefe del Estado Mayor Conjunto, general Romeo Vásquez.
Pero, la Corte Suprema de la Nación declaró ilegal el despido y ordenó la restitución del general Vásquez. Zelaya desconoció la orden del Corte Suprema y en un acto irresponsable y temerario, lideró una turba de seguidores e invadió las instalaciones militares de la Fuerza Aérea, donde estaban resguardadas las urnas de la consulta ilegalizada por todas las autoridades del país.
Pero, los Militares (así, con mayúscula) hicieron gala de prudencia y dejaron a la turbamulta saquear sus instalaciones; evitando con ello el derramamiento de sangre provocado por Zelaya.
Pero Zelaya seguía con sus planes y el conteo de los votos lo realizaría una compañía contratada por el mismo presidente (juez y parte… ¡excelente!)
Pero además, el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Ombudsman) sumó su opinión a las ya expresadas, declarando que el referéndum era inconstitucional. Que Zelaya, obviamente, despreció.
Pero, el Congreso, a través de una comisión multipartidaria (incluido el partido de Zelaya), había iniciado ya una investigación al presidente; la cual concluyó, que éste había violado las leyes y pidió al Parlamento que declarara a Zelaya incompetente y le iniciara un proceso legal.
Y bien, creo que ya son suficientes peros para cualquier ciudadano de cualquier país, y más para un presidente de cualquier nación.
Y como epílogo de esta primera parte, lea usted el artículo 239 de la Constitución de Honduras:
“El ciudadano que haya desempeñado la titularidad del Poder Ejecutivo no podrá ser Presidente o Designado. El que quebrante esta disposición o proponga su reforma, así como aquellos que lo apoye directa o indirectamente, cesarán de inmediato en el desempeño de sus respectivos cargos y quedarán inhabilitados por diez años para el ejercicio de toda función pública”.
Esto significa que, constitucionalmente, al momento de ser detenido por el ejército en su residencia, Manuel Zelaya ya no era presidente de la República de Honduras; sino un ciudadano cualquiera.
Señores, ¿así o más claro?
2- El manejo del problema: la forma
Sacar a un ciudadano de su casa en pijamas a las 5 de la mañana, aun y con una orden judicial, no son maneras; y menos cuando el señor cree que todavía es el Presidente de la República.
Pero en todo caso, como dijera el maestro Antonio Burgos desde España, el pecado de los militares hondureños es más de estética que de ética.
Donde al parecer sí hubo una violación más grave a las leyes hondureñas fue cuando el ex presidente fue sacado del País y enviado a Costa Rica (… ¿todavía en pijamas?); y Usted se preguntará: ¿más grave que, qué…?
¿Qué toda la serie previa de violaciones a la constitución realizadas por Zelaya?
¿Qué por qué intervino el ejército en su detención. ¿Cuál habría sido la diferencia si lo detiene la policía? Es pregunta…
El fundamento jurídico de la destitución de Zelaya está plenamente comprobado.
Por otra parte, podemos dudar de que los procedimientos seguidos para destituir a Zelaya hayan sido o no los correctos; pero de lo que podemos estar completamente seguros es de lo positivo del espíritu que motivó dichas acciones.
¿O es que había tiempo para la ortodoxia judicial después de la experiencia vivida días antes con la toma violenta por parte de Zelaya y su gente de las instalaciones militares de la Fuerza Aérea hondureña?
¿Era prudente poner en riesgo la vida de aunque sea un hondureño, deteniendo al ex presidente en tierras catrachas para que sus seguidores trataran de rescatarlo violentamente? (…incluido su padrino Hugo Chávez).
Podríamos decir que es de cobardes atacar a alguien por la espalda, pero si Usted sorprende a un tipo tratando de violar a su hija, ¿buscaría ponerse de frente antes de detener el ataque?
Lo interesante de todo este episodio es que ha sido la base de la manipulación informática manejada por muchos gobiernos y medios de comunicación.
Al grito desaforado de ¡Golpe de estado… todos contra Honduras! Los ambiciosos paladines de la democracia mundial, que buscan colgarse una medalla a costa de los hondureños; han armado un tango tan ridículo que no soporta ningún debate serio ante la opinión pública.
Si Usted cree que esto es un reto, lo es; y me ofrezco de voluntario, proponiendo de contraparte a la maestra de la manipulación, Carmen Aristegui y a todo el equipo de des-informadores de CNN en Español que quieran llevar (o como le llaman en Honduras, el “Chávez News Network”)
La síntesis para esta segunda parte sería que los maestros de la manipulación democrática han elegido centrarse en la forma y menospreciar el fondo del problema hondureño.
Están más preocupados por la pijamas de Zelaya, de porqué fueron los soldados y no la policía la que lo sacó de su casa y de porqué lo mandaron a Costa Rica; preocupaciones que rayan en el grado de la estupidez frente a las graves violaciones constitucionales de Zelaya y de los graves riesgos de haber actuado de forma diferente.
Coloquialmente hablando, han decidido comerse la cascara y tirar la banana.
3.- La reacción internacional
El conflicto del pueblo hondureño tiene más trascendencia de lo que se cree; cuando el problema soberano de una nación se convierte en el quehacer diario de cualquier presidente o líder de opinión de otra nación u organismo internacional, el mundo está en graves problemas.
“No es la primera, ni será la última vez, en que toda una cadena de desinformación y de presiones políticas y económicas cae injustamente sobre un pueblo que no quiere pasar a ser esclavo de una tiranía. Lo que mundialmente se hace contra Honduras parece una pesadilla” Luis Fernández Cuervo, Arvo.NET
Cuando todavía escucho a políticos y medios de comunicación decir que “Zelaya fue derrocado por los militares…” o “…del Golpe de Estado ocurrido en Honduras”, me embarga una profunda curiosidad científica para someterlos a un examen psiquiátrico o a la prueba del “Polígrafo o Detector de Mentiras” buscando entender el proceso mental que los lleva a mantenerse en el ridículo de esta mentira.
Y este es el gran peligro para la humanidad que ha desvelado Honduras: demasiados grandes actores de la política internacional y de la opinión pública han fallado gravemente, sin consecuencias para ellos, en su deber ético de conocer y apoyar la verdad.
Violaron, incluso, de manera absurda, el principio más básico de la justicia: el derecho de audiencia del “acusado”; despreocupados por la búsqueda de la verdad, de forma patética, vimos como gran cantidad de presidentes y organismos internacionales se lanzaban apresurados a sumar sus gargantas embravecidas a la acusación sin haber escuchado a las dos partes: Honduras y los hondureños: Culpables; el chavista Manuel Zelaya: Inocente.
No debemos de extrañarnos, es el ejemplo que ha venido dando la O.N.U., la institución más antidemocrática de nuestro mundo; ya que la humanidad entera pude ponerse de acuerdo en algún aspecto, pero basta que alguno de los cinco países con derecho a veto lo ejerza para que el reto del planeta se fastidie.
Pero en el caso hondureño, la OEA y su Secretario General, José Miguel Insulza, son excelentes ejemplares de esta amenaza a la soberanía de las naciones, las débiles por supuesto, que somos la mayoría.
Lo primero que debió haber hecho la OEA es no tomar partido de antemano en el pleito; teniendo, además, bien claro, que la legitimidad democrática de un País se asienta en los tres poderes del Estado y no en las masas de la calle.
Pero Insulza es un incongruente socialista recalcitrante (no es insulto, es una descripción objetiva, ya verá Usted…) que en 2007, en el Foro de la Nueva Economía celebrado en España, mostrando su admiración por Fidel Castro, afirmó sin sonrojarse, que el régimen cubano es legitimo y calificó de error tratar de imponer soluciones democráticas a Cuba… ¿Ahora, me entiende Usted?
La incongruencia de la OEA es inverosímil; en mayo invita a una dictadura militar que lleva 50 años en el poder (CUBA) a integrase a ese organismo internacional; y en junio suspende a un país democrático con todas sus instituciones gubernamentales, políticas, sociales y religiosas vigentes y operando libremente (HONDURAS).
¿Es que se han vuelto todos locos? Como decíamos antes “Paren el mundo que me quiero bajar”
Pero esta incongruencia no es exclusiva de la OEA, los locos andan sueltos por el mundo y eso es lo grave de este asunto: la comunidad internacional se ensaña con Honduras, frente a un problema interno carente de violencia; pero no ha respondido así, ni por mucho, ante casos recientes mucho más graves como:
a) La invasión de Rusia a Georgia, habiéndola partido en tres, al reconocer la independencia de dos de sus provincias: Abjasia y a Osetia del Sur.
b) La amenaza de Corea del Norte a la paz internacional, pues ha continuado lanzando misiles de corto y largo alcance; los más recientes en el Mar de Japón.
c) La negativa de Irán de suspender su plan nuclear o de permitir su supervisión internacional; o el reciente problema surgido de sus elecciones presidenciales, donde muchos acusan de un golpe de estado” a través del fraude electoral
y la violenta represión que ya tiene a mas de dos millares de personas en la cárcel.
d) La matanza de decenas de musulmanes Uigures en China; incluyendo mujeres y niños
¿Es incongruencia o cobardía disfrazada de prudencia?
e) Álvaro Vargas Llosa, decía hace unos días, y decía bien: “La Organización de Estados Americanos, conducida por José Miguel Insulza, de quien me precio de ser amigo, ha actuado como un verdadero perro faldero de Venezuela”. La actuación de la OEA (José Miguel Insulza) en el caso hondureño ha sido claramente injusta y prepotente; al inicio de la crisis, Insulza fue a Honduras no a dialogar, sino a dar un descarado e ilegal “ultimátum” al nuevo gobierno legalmente constituido. Un periodista mexicano enviado a Honduras, reportó que durante esta visita “evitó contactos con el Gobierno de facto en las poco más de 10 horas que estuvo aquí, aunque sí se entrevistó con dirigentes políticos y la resistencia zelayista”
La incompetencia de Insulza fue la que hizo que la comunidad internacional tuviera que recurrir a los buenos oficios del Presidente de Costa Rica y Premio Nobel de la paz, Oscar Arias como mediador en la crisis.
Este comportamiento de la OEA la acerca más a un tribunal, que a lo que en realidad es: un órgano político internacional
Pero además, al intervenir en los asuntos internos de un país, deja de ser un organismo internacional, para convertirse en un órgano supranacional, que está por encima de la soberanía de cualquier país y esto es mucho más grave que todo lo hecho por Manuel Zelaya; y sienta un peligrosísimo precedente para la comunidad internacional, principalmente, los países más débiles.
Y este último punto es el que más relevancia le da al problema hondureño; pues si las
sanciones hacia Honduras permanecen, se estará legitimando la intervención de cualquier órgano internacional - o de cualquier país, ¿por qué no? - en las decisiones internas legítimas de cualquier país.
Esto es la antítesis de la ética: la verdad por consenso
4.- Las opciones de solución
Solo existen dos opciones, con algunas variantes, pero solo dos opciones:
A. Se le permite a Manuel Zelaya regresar al poder; o
B. Se mantiene al actual gobierno sustituto de Roberto Micheletti hasta las nuevas elecciones de noviembre 2009 y la toma de poder del nuevo gobierno en enero de 2010.
Esta gran decisión la puede resolver un niño de primaria, pero la solución les está vedada a los sabios presidentes de algunos países y secretarios de algunos organismos internacionales. Haga usted la prueba:
OPCIÓN “A”: Se le permite a Manuel Zelaya regresar al poder.
Condiciones del retorno de Manuel Zelaya:
El Congreso de la República: Lo rechaza.
La Suprema Corte de Justicia: Lo rechaza.
El Fiscal General de la Nación: Lo rechaza.
Las Fuerzas Armadas: Lo rechazan.
El Tribunal Supremo Electoral: Lo rechaza.
La jerarquía de la Iglesia Católica hondureña: Lo rechaza.
El Consejo de las Iglesias Evangélicas de Honduras: Lo rechaza.
La Iniciativa Privada: Lo rechaza.
El Comisionado Nacional de Derechos Humanos: Lo rechaza.
Su partido político, el Partido Liberal: Lo rechaza.
Los hondureños: Lo rechazan. (El nivel de aprobación de poblacional del gobierno de Zelaya, antes de estos sucesos, era de solo el 30% según la revista “The Economist”)
OPCIÓN “B”: ¿Requiere Usted alguna otra información………..?
Finalmente, espero que el “teatro” del regreso de Manuel Zelaya a territorio hondureño desde Nicaragua, una pantomima de carácter mediático (la cual ha sido considerada como “imprudente” por la Secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton), sirva para que se conozca mejor la personalidad de quien empezó rodeado de presidentes y ahora ni Daniel Ortega lo acompaña; y anda montando campamentos con el ex líder guerrillero Edén Pastora.
Interesante: En Honduras, todas las instituciones gubernamentales, políticas, empresariales, militares y religiosas rechazan a Zelaya; pero la mayoría de las instituciones internacionales lo respaldan. ¿Quién tendrá la razón en este problema que es solamente de los hondureños?
Juan M. Dabdoub Giacoman
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