jeudi 19 novembre 2009

¡Hacia las urnas electorales!

Por : Segisfredo Infante ¹

Con todos los sacrificios del mundo y en medio de todas las adversidades políticas y económicas los hondureños mayores de dieciocho años asistiremos a los centros de votación el próximo 29 de noviembre para elegir al nuevo presidente de la República, a los representantes “del pueblo” para el futuro Congreso Nacional y a los alcaldes de cada municipio. La actividad se avizora como una auténtica fiesta nacional, en donde todas aquellas personas que todavía creen en la libertad individual, en la tolerancia política, en la pluralidad de ideas y en los valores de la democracia judeocristiana occidental sustentados en las instituciones republicanas pensadas, genialmente, por el científico francés el Barón de Montesquieu, asistirán a depositar sus votos porque consideran que las elecciones son el eslabón indispensable para la reconciliación de la familia nacional y la gran oportunidad para comenzar a cambiar o trasformar, pacíficamente y sin ningún manipuleo ideológico fundamentalista, los esquemas políticos esclerotizados por una élite demasiado abusiva que se ha venido alejando de las entrañas sensitivas del pueblo, de los intereses básicos de la clase media y de las necesidades científicas, filosóficas y morales de los verdaderos intelectuales hondureños, principalmente.

A pesar de las posibles amenazas que se ciernen sobre el horizonte, los hondureños tienen que salir a salvaguardar la democracia en todos los sentidos. Además de depositar libremente sus votos, los ciudadanos tienen que convertirse en vigilantes naturales para evitar, con sentido de ecuanimidad, cualquier fraude que se cocine en alguna computadora metropolitana o en algún remoto lugar del país, aunque dicho supuesto fraude favoreciera a los candidatos de su preferencia. Tampoco deben dejarse impresionar (mucho menos los encargados de administrar las mesas electorales) por las supuestas “informaciones” chismosas, desalentadoras, que salen a boca de urna, porque primero está el principio de la trasparencia electoral que “exige” hoy en día la comunidad internacional (y de fortalecimiento de la democracia) por encima de la coyuntura y de los intereses particulares. Debe imperar la sabiduría colectiva hasta que los votos y las actas hayan sido escrutados en casi un cien por ciento.

Tenemos que evidenciar ante el mundo que aquí en Honduras ha sobrevivido la pequeña “Atenas” democrática en contra de todas las predicciones de los súper-desinformados y de aquellos que fraguaban los planes más siniestros para estrangular a la República, hundir la economía estatal, destruir la economía privada y ahogar las libertades individuales y colectivas aprovechándose del analfabetismo ideológico-político de la gente. Debemos demostrar que a partir de ahora deseamos transformar al país distanciándonos de las espantosas mezquindades de un sector de la clase política tradicional de Honduras, ya que en sus cálculos horribles casi nunca han entrado las personas ajenas a sus círculos íntimos de gananciosos descomunales, en contra del bien común y de sus propios correligionarios que cada cuatro años quedan como impávidos en la posible llanura. Este es el momento histórico oportuno para que el nuevo presidente y los nuevos diputados adopten políticas racionales de Estado en materia económica, en educación, en salud, en cultura y seguridad y que respondan, en una primera instancia, a la realidad interna y a los intereses vitales de la gran mayoría de los hondureños y, en una segunda instancia, a las corrientes moderadas del mercado internacional. Ya bastan las malas fotocopias de aquellos pericos repetidores de modelitos internacionales (de “derecha” o de “izquierda”) que por “muy buenos” que parecieran ante los ojos desinformados de los técnicos tercermundistas, dejan intactas las estructuras productivas y culturales del atraso antimoderno, porque siempre relegan, invariablemente, a un tercer plano el tema de las “economías reales” de los pueblos, matriculándose con las cosmetologías de moda.

He aquí entonces, tal como lo sugirió el prospectivista centroamericano don Julio Ligorría –en una conferencia tegucigalpense–, que este el momento para que la clase pudiente hondureña comience a compartir “la vaca gorda lechera” con los demás, porque de lo contrario perderán la vaca misma y continuarán poniendo en grave peligro la democracia occidental (ateniense, judía y cristiana) en la que a veces pareciera que sólo estamos interesados algunos intelectuales, la clase media fragilizada y el pueblo vilipendiado de siempre. Pero, por mientras arreglamos las cosas vitales del país, es menester que los ciudadanos de todos los confines hondureños se preparen a ejercer el sufragio universal para elegir, a conciencia, a su presidente favorito (que dicho sea de paso todos son buenos) y a sus candidatos congresales más idóneos. Yo, personalmente, habré de cruzar mi voto, como lo he venido haciendo toda la vida, por los diputados de diversos partidos políticos, y habré de votar por un candidato presidencial fuerte cuyos ancestros nacieron en la aldea de la quebrada del Suyate, en los alrededores de la ciudad “lenca” de Catacamas.

19 Noviembre del 2009

Segisfredo Infante


1 Nació en San Pedro Sula, Honduras, 1956. Creció en Tegucigalpa. Es egresado de la licenciatura en Historia. Es poeta, ensayista y epistemólogo. Director de la Editorial Universitaria, [Universidad Nacional Autónoma de Honduras, [UNAH]. Fundador de varias revistas. Actualmente dirige la Revista Histórico Literaria “CAXA REAL”. Y es columnista de las páginas de opinión del prestigioso diario “La Tribuna”, de Tegucigalpa.

Miembro de número de la Academia de Geografía e Historia de Honduras, Academia hondureña de Geografía e Historia.

Premio “Froylán Turcios” de periodismo y ensayo.
Laurel de oro año 2005.

Autor de los siguientes libros:

“El Libro en Honduras” [Artículos y ensayos].
“Pesquisas Literaria” [Artículos y ensayos]
“Algo de opinión” [Artículos y ensayos]
“Antonimias de Café” Poesía, [1981-1989]
“Paciente Inglés; Reflexiones en el cine” [Poesía]
“De Jericó, el relámpago” [Poesía]
“Correo de Mr. Job [Poesía]

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