lundi 2 novembre 2009

Zelaya amenaza con romper el acuerdo si no lo restituyen

Castellano - En Français par Honduras Démocratique

Zelaya amenaza con patear el tablero si no le restituyen de inmediato

Los partidarios de Micheletti no tienen ninguna prisa en convocar al Congreso para que se pronuncie sobre la restitución del presidente depuesto.

Estamos donde estábamos. Como temían los más escépticos, el acuerdo firmado apenas el pasado viernes está lejos de resolver la crisis hondureña. Con independencia de los compromisos suscritos, cada una de las partes interpreta el pacto a su conveniencia. Los partidarios del Gobierno no tienen ninguna prisa en convocar al Congreso para que se pronuncie sobre la restitución en el poder de Manuel Zelaya, mientras que el presidente depuesto está a punto de patear el tablero al ver que puede tardar en salir de la embajada de Brasil en Tegucigalpa, donde está refugiado.

Aunque la comunidad internacional aceptó con mucha euforia el acuerdo porque podía lavarse las manos al dejar en manos de los hondureños la resolución de la crisis provocada por el golpe de Estado del 28 de junio, los conocedores de cerca de la realidad hondureña eran más circunspectos. Para salvar la cara, a Estados Unidos, a la Organización de Estados Americanos (OEA) y a la Unión Europea les urgía que el presidente Roberto Micheletti y el depuesto Manuel Zelaya pusieran la firma al pie de un documento, el que fuera. Micheletti no puso reparos ya que salía ganando al legitimarse a nivel internacional las elecciones presidenciales y legislativas del próximo día 29 y, además, podría seguir mostrando que es un maestro en el difícil arte de marear la perdiz, es decir, en dar largas una y otra vez a la restitución en el poder de su antiguo amigo y aliado.

Zelaya, atrapado en la ratonera brasileña, tenía pocas opciones. Fuentes diplomáticas de Tegucigalpa comentaron a La Vanguardia que Zelaya, como es lógico, sabía muy bien que firmaba un documento que le era bastante desfavorable al dejar en manos del Congreso que le destituyó su eventual restitución en la presidencia, sin fijar plazo alguno pese a la cercanía de las elecciones; según estas fuentes, el subsecretario norteamericano de Estado para Latinoamérica, Thomas Shannon, habría conminado a Zelaya a que firmara bajo la amenaza de que si no lo hacía su hijo Héctor, que se encuentra en Estados Unidos, podría ser enjuiciado por narcotráfico.

La situación se fue complicando casi de inmediato tras la firmar del acuerdo. Por un lado, Micheletti, y los estamentos del poder real que lo llevaron a la Casa Presidencial, interpretaron que al disponer del apoyo internacional para las elecciones del 29 ya no tenían ninguna urgencia en la celebración de la votación del legislativo. Por su parte, los congresistas tampoco han mostrado ningún afán en reunirse para pronunciarse sobre si Zelaya reasume, aunque sea simbólicamente, el mando del país.

Ramón Velázquez, vicepresidente del Congreso, dijo que mañana martes se presentará a la presidencia del legislativo el acuerdo que solicita el voto por la restitución o no de Zelaya. La Cámara está en receso porque los diputados están dedicados de pleno a la campaña para los comicios y este lunes tienen que dedicarlo al Día de Difuntos, celebración que tiene mucho peso en Mesoamérica.

En contra de lo estipulado en el documento que firmó, en el que no se establecían plazos para que el Congreso se pronuncie, Zelaya exige que se vote ya su retorno al poder. Desde su ratonera diplomática, urgió al legislativo a que decida sobre su restitución en la presidencia antes del próximo jueves, fecha en la que, según el Acuerdo Tegucigalpa-San José, debe estar conformado un gobierno de unidad nacional.

Zelaya, que se desespera al ver que el Congreso va dando largas y que cada vez están más cerca las elecciones del 29 de este mes, presiona y amenaza. Señala que si el Congreso no le restituye en el cargo de inmediato, el llamado acuerdo San José/Tegucigalpa es "un fracaso y continuará el golpe". Asimismo, advirtió a diputados, jueces, fiscales y militares que no olviden que tienen juicios pendientes en la Corte Penal Internacional. Esta advertencia se ha tomado como un canto a la bandera, sin efectividad alguna.

Jorge Reina, hasta ahora embajador de Zelaya en la ONU, aseguró que se rompería el pacto si el Congreso no votase a favor de la restitución del mandatario depuesto. "Por supuesto que se habría roto y el Congreso daría un paso muy peligroso para el pueblo hondureño", afirmó Reina a su llegada a Tegucigalpa, tras ser nombrado miembro de la Comisión de Verificación del acuerdo.

Antes de que se hayan empezado a implementar los diez puntos del acuerdo, este lunes se constituye la comisión de verificación de su cumplimiento. Estará formada por el ex presidente chileno Ricardo Lagos y por la secretaria de Vivienda de Estados Unidos, Hilda Solís. Zelaya designó a Reina y Micheletti nombró a Arturo Corrales, miembro de la comisión de negociación.

Pepe Lobo, candidato presidencial del Partido Nacional que va primero en las encuestas para ganar las elecciones del día 29, dijo que se reunirá con los 55 diputados de su agrupación para unificar criterios en relación a la restitución de Zelaya. No quiso adelantar si van apoyar al presidente derrocado. Siempre pusilánime en sus declaraciones, dijo que no tomaba posición para no quemarse, sino que primero quería dialogar con los diputados de su partido para conocer su posición. En el Día de Todos los Santos pasó el muerto a los liberales, al señalar que deben de tomar una decisión en el Congreso porque son el partido del Gobierno y que después se pronunciaran los nacionalistas.

Víctor Meza, ex ministro de Gobernación y jefe del equipo negociador de Zelaya, dijo que el depuesto presidente no volvería nunca al poder después de las elecciones porque supondría dar el visto bueno a unos comicios que no reconocerían en esas circunstancias. Sin embargo, Zelaya hace un mes jamás habría aceptado que el Congreso pudiera decidir sobre su restitución.

La Vanguardia

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Français
Zelaya menace de rompre l'accord, s'il n'est pas restitué

Zelaya menace d'envoyer balader l'accord, s'il n'est pas restitué immédiatement.

Et voilà que nous en sommes là où nous en étions. Comme le craignaient les plus sceptiques, l'accord qui a été signé vendredi dernier, est loin de résoudre la crise au Honduras. Bien que les accords aient été souscrits en toute indépendance, chacune des parties a interprété l'accord à sa convenance. Les partisans du gouvernement ne sont pas pressés de convoquer le Congrès pour qu’il se prononce sur la restitution de Manuel Zelaya, tandis que le président déchu est sur le point de tout envoyer promener en se rendant compte que puisse tarder, sa sortie de l'ambassade Brésil, où il est un réfugié.

Bien que la communauté internationale ait accepté l’accord avec une grande joie ; cela lui permettait de laisser aux honduriens la résolution de la crise provoquée par le coup d'Etat du 28 Juin, et de son coté s’en laver les mains. Mais ceux qui connaissent de près la réalité du Honduras, ont été beaucoup plus circonspects. Pour sauver la face, les États-Unis, l'Organisation des États américains (OEA) et l'Union européenne ont demandé instamment que le président Roberto Micheletti et le président déchu Manuel Zelaya signent un document, quel qu’il soit, mais qu’un accord soit signé. Micheletti ne s'y est pas opposé. Il en sortait gagnant, en acquerrant une légitimité internationale pour les élections présidentielles et législatives du 29 novembre prochain, et ainsi, il pourrait encore montrer qu'il est un maître dans l'art difficile d'éluder la question, à savoir, la restitution au pouvoir de son ancien ami et allié.

Zelaya, pris au piège dans l’ambassade brésilienne, avait peu d'options. Des sources diplomatiques de Tegucigalpa ont commenté à La Vanguardia, que Zelaya savait qu’il signait un document qui lui était plutôt défavorable en laissant au Congrès, qui l'a destitué, le sort de décider de son éventuel retour à la présidence, sans fixer de date limite, malgré la proximité des élections. Selon ces sources, le sous secrétaire d'Etat adjoint pour l'Amérique latine, Thomas Shannon, aurait mis Zelaya en demeure de signer, sous la menace que s’il ne le faisait pas, son fils Hector qui est aux Etats-Unis, pourrait être poursuivi pour trafic de drogue.

La situation s’est compliquée, presque immédiatement après la signature de l'accord. D'un coté, Micheletti, et les institutions du pouvoir qui l’ont conduit à la présidence, ont pensé que le fait d'avoir le soutien international pour les élections du 29, il n’y avait aucune urgence à organiser le vote, du pouvoir législatif. Et son coté, le Congrès n'a manifesté aucun désir de se réunir pour décider si Zelaya doit revenir au pouvoir, même si, ce doit être symbolique.

Ramon Velasquez, vice-président du Congrès, a déclaré que l'accord qui sollicite le vote pour le retour ou non de Zelaya à la présidence, sera présenté mardi, à la présidence du Congrès. La Chambre est en vacances car les députés sont tout à la campagne pour les élections, et ce lundi, est un jour qu’ils doivent consacrer aux Défunts, célébration qui a beaucoup d’importance en Méso-Amérique.

Contrairement aux termes du document qu'il a signé, et dans lequel il n’y a pas de délais pour que le Congrès se prononce, Zelaya exige que l’on vote immédiatement pour son retour au pouvoir. Depuis sa souricière diplomatique, il a demandé au pouvoir législatif de décider immédiatement de son retour à la présidence, et que ce soit fait avant jeudi prochain, date à laquelle, selon l’accord de Tegucigalpa-San José, un gouvernement d'unité nationale doit être formé.

Zelaya, qui est désespéré de voir que le Congrès traîne les pieds et que les élections du 29 de ce mois se rapprochent de plus en plus, met la pression et menace. Il averti que, si le Congrès ne le restitue pas immédiatement, l'accord dit de San José / Tegucigalpa est "un échec et le coup d'Etat continuera". Il a également mis en garde les députés, les juges, les procureurs et les militaires, qu’il ne faut pas qu’ils oublient, que des plaintes ont été déposé contre eux devant la Cour Pénale Internationale, et qu’ils sont en attente de jugement. Cet avertissement bien que pouvant paraître grave, manque totalement de sérieux et reste sans effet.

Jorge Reina jusqu'ici ambassadeur de Zelaya à l'ONU, a déclaré que le pacte serait rompu si le Congrès ne vote pas en faveur du retour du président déchu. "Bien sûr, qu’il serait rompu, et le Congrès franchirait une étape très dangereuse pour le peuple hondurien", a dit Reina à son arrivée à Tegucigalpa, après avoir été nommé à la Commission de Vérification de l'accord.

Bien que les dix points de l’accord n’aient pas encore été mis en application, aujourd’hui lundi, la commission de vérification de l’accord va être constituée. Elle sera formée par l'ex président chilien Ricardo Lagos et par la secrétaire d'état au logement des USA, Hilda Solis. Zelaya a désigné Reina et Micheletti a nommé Arturo Corrales qui fut membre de la commission de négociation.

Pepe Lobo candidat présidentiel du Parti national, qui est numéro un dans les sondages pour remporter les élections du 29, a déclaré qu'il rencontrerait les 55 membres de son groupe pour unifier les critères concernant le retour de Zelaya. Il n’a pas voulu dire s’ils vont soutenir le président déchu. Toujours pusillanime dans ses propos, il a expliqué qu'il ne prenait pas position pour ne pas « se brûler », mais qu’il voulait d'abord discuter avec les députés de son parti pour connaître leur position. Le Jour de la Toussaint, il a laissé "l’affaire" aux libéraux, en affirmant qu'ils devraient prendre une décision au Congrès, car ils sont le parti du Gouvernement et que par la suite, se sera au tour des nationalistes de se prononcer.

Victor Meza, ancien ministre de l'Intérieur et chef de l’équipe négociatrice de Zelaya, a déclaré que le président déchu ne reviendrait jamais au pouvoir après les élections, car cela laisserait supposer qu’il donnerait le feu vert à des élections, qu’il ne reconnaîtrait pas dans ces circonstances. Toutefois, il y a un mois de cela, Zelaya n'aurait jamais accepté que le Congrès puisse se prononcer sur sa restitution.

La Vanguardia


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