Zelaya lamenta la debilidad de la OEA
Pierre-Marc René
Vía telefónica desde Tegucigalpa, refugiado en la embajada de Brasil junto con su esposa, el mandatario derrocado le explica a los lectores de Excélsior por qué considera que la crisis política, económica y social que enfrenta su país podría profundizarse en los próximos días
El presidente derrocado de Honduras, Manuel Zelaya, lamenta que la Organización de Estados Americanos (OEA) no tenga la fuerza necesaria para regresarle el poder.
“La OEA abandonó a la mitad del río el plan Arias y eso es una señal de mucha debilidad de ese organismo”, lamentó vía telefónica desde Tegucigalpa.
El plan Arias prevé, básicamente, la restitución de Zelaya como mandatario, la constitución de un gobierno de unidad nacional y amnistía para los golpistas.
Zelaya, quien está asilado con su esposa en la embajada de Brasil desde el 21 de septiembre pasado, tras su regreso al país clandestinamente, dijo temer por su vida y la de la mayoría de los hondureños a causa del cerco militar que los rodea.
“Asumo el riesgo que acompaña a la decisión de regresar al país. La amenaza de invasión a la embajada ha disminuido, pero siempre frente a un régimen militar sanguinario como se ha presentado aquí en Honduras, está bien difícil saber lo que podría pasar en los próximos días”, explicó en entrevista con Excélsior.
La tensión subió después de la entrevista, una manifestación tomaba forma en los alrededores de la embajada de Brasil en apoyo a Zelaya ayer.
“La policía está reprimiendo a la gente en la calle. Hay una cacería humana. Están lanzando bombas lacrimógenas a una manifestación pacífica de unas 20 mil personas que va rumbo a la embajada estadunidense. No los dejan llegar y los militares los están persiguiendo”, explicó Luis Daldamez, un representante del mandatario, quien también está refugiado en la embajada brasileña.
Desde el golpe de Estado por parte del gobierno de facto encabezado por Roberto Micheletti el 28 de junio pasado, Zelaya no se ha podido comunicar mucho con su familia.
“El 30 de septiembre, nació un nieto mío que no he podido conocer todavía. Mi familia está dolida con este problema y hay solidaridad entre ellos y yo.
“Saben que tengo que mantener un principio, del cual asumimos nuestra responsabilidad por el dolor que nos ocasiona el aislamiento y el circo militar al que me tiene sometido aquí en la embajada”, señaló.
Mel Zelaya —como lo conocen sus seguidores— encontró su nación al borde de una crisis social y económica, por lo que se dijo triste de la forma en que el gobierno golpista de Roberto Micheletti tiene a su patria.
“La economía está semiparalizada, las exportaciones bajaron, la capacidad de producción disminuyó 50 por ciento, y la construcción se ha venido por debajo de 70 por ciento. Hay mucha inconformidad, desempleo y se ha roto el tejido social. La población sufre mucho por el golpe de Estado. Hay una herida muy grande ahora en este país”, denunció Zelaya.
Las elecciones generales en Honduras están previstas para el 29 de noviembre. Hasta ahora la comunidad internacional advirtió ante la Organización de las Naciones Unidas que no reconocerá a ningún ganador ya que consideran que la situación del país podría agravarse.
Manuel Zelaya está seguro que su país viviría una crisis más fuerte si se aprueba convocar a unos comicios.
“Si se imponen unas elecciones con fraude, la crisis se va a profundizar en los próximos días, si no existe una rectificación rosa de los golpistas que le permita al país recuperar la paz”, agregó.
Zelaya invitó a los miembros de la resistencia en toda la nación a continuar luchando pacíficamente por alcanzar el restablecimiento del orden constitucional, pues la razón debe imperar sobre la fuerza de las armas.
El mandatario se dice contento del apoyo que recibió de la comunidad internacional ya que la mayoría de los países de América y de Europa, además de Naciones Unidas, no reconocieron el gobierno golpista.
“El apoyo ha sido firme y claro. Sin embargo, todavía no se obtiene los resultados esperados, pero la lucha que estoy haciendo le va a hacer bien a la democracia y a todos los países del continente americano”, dijo, antes de que se cortara la comunicación.
Vía telefónica desde Tegucigalpa, refugiado en la embajada de Brasil junto con su esposa, el mandatario derrocado le explica a los lectores de Excélsior por qué considera que la crisis política, económica y social que enfrenta su país podría profundizarse en los próximos días
El presidente derrocado de Honduras, Manuel Zelaya, lamenta que la Organización de Estados Americanos (OEA) no tenga la fuerza necesaria para regresarle el poder.
“La OEA abandonó a la mitad del río el plan Arias y eso es una señal de mucha debilidad de ese organismo”, lamentó vía telefónica desde Tegucigalpa.
El plan Arias prevé, básicamente, la restitución de Zelaya como mandatario, la constitución de un gobierno de unidad nacional y amnistía para los golpistas.
Zelaya, quien está asilado con su esposa en la embajada de Brasil desde el 21 de septiembre pasado, tras su regreso al país clandestinamente, dijo temer por su vida y la de la mayoría de los hondureños a causa del cerco militar que los rodea.
“Asumo el riesgo que acompaña a la decisión de regresar al país. La amenaza de invasión a la embajada ha disminuido, pero siempre frente a un régimen militar sanguinario como se ha presentado aquí en Honduras, está bien difícil saber lo que podría pasar en los próximos días”, explicó en entrevista con Excélsior.
La tensión subió después de la entrevista, una manifestación tomaba forma en los alrededores de la embajada de Brasil en apoyo a Zelaya ayer.
“La policía está reprimiendo a la gente en la calle. Hay una cacería humana. Están lanzando bombas lacrimógenas a una manifestación pacífica de unas 20 mil personas que va rumbo a la embajada estadunidense. No los dejan llegar y los militares los están persiguiendo”, explicó Luis Daldamez, un representante del mandatario, quien también está refugiado en la embajada brasileña.
Desde el golpe de Estado por parte del gobierno de facto encabezado por Roberto Micheletti el 28 de junio pasado, Zelaya no se ha podido comunicar mucho con su familia.
“El 30 de septiembre, nació un nieto mío que no he podido conocer todavía. Mi familia está dolida con este problema y hay solidaridad entre ellos y yo.
“Saben que tengo que mantener un principio, del cual asumimos nuestra responsabilidad por el dolor que nos ocasiona el aislamiento y el circo militar al que me tiene sometido aquí en la embajada”, señaló.
Mel Zelaya —como lo conocen sus seguidores— encontró su nación al borde de una crisis social y económica, por lo que se dijo triste de la forma en que el gobierno golpista de Roberto Micheletti tiene a su patria.
“La economía está semiparalizada, las exportaciones bajaron, la capacidad de producción disminuyó 50 por ciento, y la construcción se ha venido por debajo de 70 por ciento. Hay mucha inconformidad, desempleo y se ha roto el tejido social. La población sufre mucho por el golpe de Estado. Hay una herida muy grande ahora en este país”, denunció Zelaya.
Las elecciones generales en Honduras están previstas para el 29 de noviembre. Hasta ahora la comunidad internacional advirtió ante la Organización de las Naciones Unidas que no reconocerá a ningún ganador ya que consideran que la situación del país podría agravarse.
Manuel Zelaya está seguro que su país viviría una crisis más fuerte si se aprueba convocar a unos comicios.
“Si se imponen unas elecciones con fraude, la crisis se va a profundizar en los próximos días, si no existe una rectificación rosa de los golpistas que le permita al país recuperar la paz”, agregó.
Zelaya invitó a los miembros de la resistencia en toda la nación a continuar luchando pacíficamente por alcanzar el restablecimiento del orden constitucional, pues la razón debe imperar sobre la fuerza de las armas.
El mandatario se dice contento del apoyo que recibió de la comunidad internacional ya que la mayoría de los países de América y de Europa, además de Naciones Unidas, no reconocieron el gobierno golpista.
“El apoyo ha sido firme y claro. Sin embargo, todavía no se obtiene los resultados esperados, pero la lucha que estoy haciendo le va a hacer bien a la democracia y a todos los países del continente americano”, dijo, antes de que se cortara la comunicación.
El exelcior
Pierre-Marc René
Vía telefónica desde Tegucigalpa, refugiado en la embajada de Brasil junto con su esposa, el mandatario derrocado le explica a los lectores de Excélsior por qué considera que la crisis política, económica y social que enfrenta su país podría profundizarse en los próximos días
El presidente derrocado de Honduras, Manuel Zelaya, lamenta que la Organización de Estados Americanos (OEA) no tenga la fuerza necesaria para regresarle el poder.
“La OEA abandonó a la mitad del río el plan Arias y eso es una señal de mucha debilidad de ese organismo”, lamentó vía telefónica desde Tegucigalpa.
El plan Arias prevé, básicamente, la restitución de Zelaya como mandatario, la constitución de un gobierno de unidad nacional y amnistía para los golpistas.
Zelaya, quien está asilado con su esposa en la embajada de Brasil desde el 21 de septiembre pasado, tras su regreso al país clandestinamente, dijo temer por su vida y la de la mayoría de los hondureños a causa del cerco militar que los rodea.
“Asumo el riesgo que acompaña a la decisión de regresar al país. La amenaza de invasión a la embajada ha disminuido, pero siempre frente a un régimen militar sanguinario como se ha presentado aquí en Honduras, está bien difícil saber lo que podría pasar en los próximos días”, explicó en entrevista con Excélsior.
La tensión subió después de la entrevista, una manifestación tomaba forma en los alrededores de la embajada de Brasil en apoyo a Zelaya ayer.
“La policía está reprimiendo a la gente en la calle. Hay una cacería humana. Están lanzando bombas lacrimógenas a una manifestación pacífica de unas 20 mil personas que va rumbo a la embajada estadunidense. No los dejan llegar y los militares los están persiguiendo”, explicó Luis Daldamez, un representante del mandatario, quien también está refugiado en la embajada brasileña.
Desde el golpe de Estado por parte del gobierno de facto encabezado por Roberto Micheletti el 28 de junio pasado, Zelaya no se ha podido comunicar mucho con su familia.
“El 30 de septiembre, nació un nieto mío que no he podido conocer todavía. Mi familia está dolida con este problema y hay solidaridad entre ellos y yo.
“Saben que tengo que mantener un principio, del cual asumimos nuestra responsabilidad por el dolor que nos ocasiona el aislamiento y el circo militar al que me tiene sometido aquí en la embajada”, señaló.
Mel Zelaya —como lo conocen sus seguidores— encontró su nación al borde de una crisis social y económica, por lo que se dijo triste de la forma en que el gobierno golpista de Roberto Micheletti tiene a su patria.
“La economía está semiparalizada, las exportaciones bajaron, la capacidad de producción disminuyó 50 por ciento, y la construcción se ha venido por debajo de 70 por ciento. Hay mucha inconformidad, desempleo y se ha roto el tejido social. La población sufre mucho por el golpe de Estado. Hay una herida muy grande ahora en este país”, denunció Zelaya.
Las elecciones generales en Honduras están previstas para el 29 de noviembre. Hasta ahora la comunidad internacional advirtió ante la Organización de las Naciones Unidas que no reconocerá a ningún ganador ya que consideran que la situación del país podría agravarse.
Manuel Zelaya está seguro que su país viviría una crisis más fuerte si se aprueba convocar a unos comicios.
“Si se imponen unas elecciones con fraude, la crisis se va a profundizar en los próximos días, si no existe una rectificación rosa de los golpistas que le permita al país recuperar la paz”, agregó.
Zelaya invitó a los miembros de la resistencia en toda la nación a continuar luchando pacíficamente por alcanzar el restablecimiento del orden constitucional, pues la razón debe imperar sobre la fuerza de las armas.
El mandatario se dice contento del apoyo que recibió de la comunidad internacional ya que la mayoría de los países de América y de Europa, además de Naciones Unidas, no reconocieron el gobierno golpista.
“El apoyo ha sido firme y claro. Sin embargo, todavía no se obtiene los resultados esperados, pero la lucha que estoy haciendo le va a hacer bien a la democracia y a todos los países del continente americano”, dijo, antes de que se cortara la comunicación.
Vía telefónica desde Tegucigalpa, refugiado en la embajada de Brasil junto con su esposa, el mandatario derrocado le explica a los lectores de Excélsior por qué considera que la crisis política, económica y social que enfrenta su país podría profundizarse en los próximos días
El presidente derrocado de Honduras, Manuel Zelaya, lamenta que la Organización de Estados Americanos (OEA) no tenga la fuerza necesaria para regresarle el poder.
“La OEA abandonó a la mitad del río el plan Arias y eso es una señal de mucha debilidad de ese organismo”, lamentó vía telefónica desde Tegucigalpa.
El plan Arias prevé, básicamente, la restitución de Zelaya como mandatario, la constitución de un gobierno de unidad nacional y amnistía para los golpistas.
Zelaya, quien está asilado con su esposa en la embajada de Brasil desde el 21 de septiembre pasado, tras su regreso al país clandestinamente, dijo temer por su vida y la de la mayoría de los hondureños a causa del cerco militar que los rodea.
“Asumo el riesgo que acompaña a la decisión de regresar al país. La amenaza de invasión a la embajada ha disminuido, pero siempre frente a un régimen militar sanguinario como se ha presentado aquí en Honduras, está bien difícil saber lo que podría pasar en los próximos días”, explicó en entrevista con Excélsior.
La tensión subió después de la entrevista, una manifestación tomaba forma en los alrededores de la embajada de Brasil en apoyo a Zelaya ayer.
“La policía está reprimiendo a la gente en la calle. Hay una cacería humana. Están lanzando bombas lacrimógenas a una manifestación pacífica de unas 20 mil personas que va rumbo a la embajada estadunidense. No los dejan llegar y los militares los están persiguiendo”, explicó Luis Daldamez, un representante del mandatario, quien también está refugiado en la embajada brasileña.
Desde el golpe de Estado por parte del gobierno de facto encabezado por Roberto Micheletti el 28 de junio pasado, Zelaya no se ha podido comunicar mucho con su familia.
“El 30 de septiembre, nació un nieto mío que no he podido conocer todavía. Mi familia está dolida con este problema y hay solidaridad entre ellos y yo.
“Saben que tengo que mantener un principio, del cual asumimos nuestra responsabilidad por el dolor que nos ocasiona el aislamiento y el circo militar al que me tiene sometido aquí en la embajada”, señaló.
Mel Zelaya —como lo conocen sus seguidores— encontró su nación al borde de una crisis social y económica, por lo que se dijo triste de la forma en que el gobierno golpista de Roberto Micheletti tiene a su patria.
“La economía está semiparalizada, las exportaciones bajaron, la capacidad de producción disminuyó 50 por ciento, y la construcción se ha venido por debajo de 70 por ciento. Hay mucha inconformidad, desempleo y se ha roto el tejido social. La población sufre mucho por el golpe de Estado. Hay una herida muy grande ahora en este país”, denunció Zelaya.
Las elecciones generales en Honduras están previstas para el 29 de noviembre. Hasta ahora la comunidad internacional advirtió ante la Organización de las Naciones Unidas que no reconocerá a ningún ganador ya que consideran que la situación del país podría agravarse.
Manuel Zelaya está seguro que su país viviría una crisis más fuerte si se aprueba convocar a unos comicios.
“Si se imponen unas elecciones con fraude, la crisis se va a profundizar en los próximos días, si no existe una rectificación rosa de los golpistas que le permita al país recuperar la paz”, agregó.
Zelaya invitó a los miembros de la resistencia en toda la nación a continuar luchando pacíficamente por alcanzar el restablecimiento del orden constitucional, pues la razón debe imperar sobre la fuerza de las armas.
El mandatario se dice contento del apoyo que recibió de la comunidad internacional ya que la mayoría de los países de América y de Europa, además de Naciones Unidas, no reconocieron el gobierno golpista.
“El apoyo ha sido firme y claro. Sin embargo, todavía no se obtiene los resultados esperados, pero la lucha que estoy haciendo le va a hacer bien a la democracia y a todos los países del continente americano”, dijo, antes de que se cortara la comunicación.
El exelcior
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